Neuf Brisach, eterno recuerdo del Renacimiento


A lo largo de la historia de la humanidad, la figura de las ciudades ha sido un punto focal en la vida del hombre, desde pequeños asentamientos hasta las metropolis con millones de habitantes en la actualidad; su forma y concepción han sufrido numerosas transformaciones, guiadas por los distintos movimientos culturales, de esta forma la imagen de la ciudad toma un carácter propio al ser construida o acondicionada durante una epoca en específico.

El renacimiento trajo consigo una oleada de cambios influenciados por un regreso al estilo clásico de los romanos y griegos, resaltando la importancia de las proporciones y la armonia en las distintas artes; es asi como las desordenadas ciudades de la edad media adquieren una reinterpretación basada en los urbanismos helenísticos o romanos, pasando a ser reestructuradas bajo un pensamiento racional, siendo diseñadas como consecuencia de la ambición dada por los ideales clasicistas de la epoca más que por necesidades de expansión. La principal diferencia con las ciudades de la edad media, es la organización de forma clara y regular respetando la geometría y engrandeciendo los lugares públicos como templos, mercados, plazas y ayuntamientos; de igual manera se le da gran importancia a la higiene y defensa de estos núcleos urbanos. Las ciudades, ya siendo de nueva plata o ampliaciones de localidades medievales pasan a ser lugares concebidos para el disfrute, desarrollo y propagación de la cultura y la vida social; sin embargo, no solo la cultura influyó en los urbanismos de la epoca, ya que la necesidad de defensa y expansión militar impulsaron la construcción de ciudades de nueva planta fortificadas en zonas estratégicas.

Muchos arquitectos proyectaron sus ideales de lo que seria una ciudad ideal o utópica, basándose en los trabajos de Vitrubio y compartiendo características similares como la planta centralizada de forma regular, las calles rectas partiendo de la plaza central, la forma octogonal para el aprovechamiento de los vientos y las murallas de plano estrellado basadas en la traza italiana, altamente efectiva ante ataques enemigos.

En la región francesa de Alcasia, frente al Río Rin se alza una de estas  fortificaciones declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, se trata Neuf Brisach. En 1696, Francia pierde el dominio de mas de 60 años de la ciudad de Brisach, frente los Habsburgo Austriacos; debido  esto, un año más tarde, Luis XIV encarga la construcción de una nueva ciudad fortificada en la orilla occidental del Río para hacer un contrapeso militar y asegurar la defensa de la zona, a esto se debe el nombre de Nueva Brisach.

El mismo Luis XIV escogió uno de los diseños de Sebastian Le Prestre, marqués de Vauban, un arquitecto, ingeniero y militar altamente conocido por sus numerosos diseños militares y por llegar a ser el comisario general de fortificaciones de Francia e incluso consejero del Rey, su importancia radica de igual forma en el amplio sistemas de plazas fuertes creadas de cero a lo largo de las fronteras francesas lo que contribuyó a mejorar en gran medida las defensas del país. Vauman concibió en Neuf-Brisach una villa de planta octogonal rodeada de una muralla de forma estrellada con 16 puntas, otorgando así un complejo sistema defensivo en 360 grados, basado en la famosa traza italiana.

Su diseño se basa en las características de una ciudad ideal de la época, las calles son rectas y en forma de damero, partiendo de una plaza central cuadrada en torno a la cual se encuentran los principales edificios públicos, como la iglesia, comisaria y el ayuntamiento, todo dentro un perímetro de base octogonal.  La ciudad estaba defendida por ocho torres abastionadas con muros de 3 metros de espesor y un foso alrededor de las mismas, el cual se puede atravesar mediante cuatro puentes que llegan a las cuatro puertas de acceso a la ciudad. Al ser en esencia una fortificación, la ciudad está pensada en función de la actividad militar, por lo que destaca su amplia plaza de armas, e incluso la iglesia se construyó pensando en que el ejercito debía ir a su servicio de los domingos. Sin embargo esta ciudad no tuvo una gran participación histórica salvo en 1870 cuando en la guerra franco-prusiana fue polemicamente entregada a los alemanes luego de resistir dos meses.

En Neuf-Brisach es apreciable la influencia del urbanismo renacentista, la regularidad, el orden, la defensa y el estudio de la geometría son perfectamente un rasgo principal de esta ciudad fortificada. De igual manera se evidencia el uso de la plaza de armas como elemento de encuentro focal y de preámbulo a las principales edificaciones de la misma; no obstante, no logra escapar del cambio de épocas y la definición de lo que se podría llamar “ideal” en una actualidad donde el funcionamiento de una urbe se ve determinado por su capacidad de expansión y adaptación, por lo cual la falta de estas características ha causado que esta fortificación se vea opacada en el mundo moderno; sin embargo, ¿Debería ser esto una desventaja para Nueva Brisach? un patrimonio de la humanidad que con su valor histórico y legado arquitectónico debería resaltar entre sus localidades vecinas, como un vestigio y eterno recuerdo de una época fascinante de la historia humana.






Autor: Mateo García. C.I: 26.562.530

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